diciembre 08, 2013


Soy una romántica.

No solo es una realidad, es un secreto al que me he aferrado desde siempre. Es una de mis máscaras ocultas, no se ve nunca, y cuando se puede ligeramente percibir, nadie lo notaría (por si te interesa, solo lo podrías adivinar si estuvieras presente en mis momentos de "idealista", o más bien, "ingenua").

Capaz alguna/o se sienta identificado: no siento ese ímpetu de vomitar a la gente que soy romántica, que necesito que todo el mundo tenga gestos conmigo. Prefiero sonreír a todo el mundo, ser una persona simpática; en vez de esperar de todos un detalle especial que me haga sentir diferente y querida. Eso no es ser romántico (en mi humilde opinión).

Adoro las historias de amor, ya sea en películas, series (como trama principal o secundaria de la historia) y en libros (obvio). El estereotipo de que a las chicas nos encanta las películas de amor y tal, me deja mostrar un ápice de lo que siento por el amor. Esto debe de ser raro de leer: "chica, solo eres una como muchas". Lo sé, pero no es solo eso. No es que me enloquezca ver a un tío cualquiera morir por una tía cualquiera. Es lo que el amor simboliza, la eternidad, el sacrificio.

Es por eso, y no por otra cosa, por lo que no voy a llamar "amor" a que un chico me regale cosas o se arrastre por mí (porque no lo quiero). Considerarse "romántico" por algo tan superfluo es un error, algo que algunos (sobre todo en estos tiempos tan materialistas) no saben.

Amor es... yo que sé, soy muy joven. Solo empiezo a saber qué NO es.

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Tiny Hand